Movilidad inteligente Nuevos caminos para la movilidad en 2040

Los debates en torno a la prohibición de los motores de combustión muestran claramente tanto la disposición al cambio como los obstáculos que nos impiden adoptarlo. La transición hacia la movilidad debe acelerar el ritmo y aplicar la innovación a la carretera. Mientras tanto, las cuestiones en torno a los nuevos conceptos de movilidad y la financiación segura de las infraestructuras siguen en el aire.

En términos de movilidad, ¿dónde queremos estar en 2040 y cómo pretendemos llegar hasta allí? Se trata de preguntas trascendentales para la sociedad, puesto que el futuro de la movilidad es importante para todos. La movilidad afecta a la vida de cada individuo. La tarificación de la movilidad es una solución para un concepto de movilidad sostenible clave que funciona principalmente en tres ámbitos: gestión del tráfico, financiación de infraestructuras y beneficios para el clima.

Según Peter Ummenhofer, fundador de GO Consulting, los cambios necesarios en el comportamiento de movilidad pueden resumirse en “evitar”, “cambiar” y “mejorar”:

• Evitar o reducir desplazamientos
• Cambiar a modos de transporte más eficientes en términos de consumo de energía
• Mejorar la eficiencia mediante la tecnología y gestión de vehículos

Hacer realidad este cambio requiere que los responsables políticos dispongan de las herramientas necesarias para crear sistemas digitales de gestión e incentivos monetarios.

La gestión de la movilidad sostenible tiene en cuenta las distintas necesidades de las personas y las comunidades, recompensa los comportamientos respetuosos con el medio ambiente y se centra en los beneficios para el individuo.

En este panorama, la tarificación de la movilidad adopta un papel protagonista. El peaje en carretera permite el control digital del tráfico lo que, por ejemplo, permite influir en la elección de la ruta o la hora de salida mediante sistemas de tarificación dinámica que consideran, entre otras cosas, considerar la congestión en tiempo real en la tarifa. Combinado con plataformas de movilidad que integran y conectan de manera óptima en una única fuente servicios de transporte antes separados, existe la posibilidad de ofrecer incentivos según el transporte elegido (por ejemplo, transporte público en lugar del coche). Los sistemas de tarificación también pueden alentar a las personas para que adquieran vehículos más eficientes en el consumo de combustible y con menos emisiones mediante la oferta de tarifas preferentes, por ejemplo.

Las administraciones de muchos países y municipios de todo el mundo han aceptado la necesidad de actuar y tienen previsto implementar la tarificación de la movilidad en el futuro, o de hecho ya lo han hecho, como es el caso de Londres, Estocolmo, Milán, Nueva York, Suiza y muchos estados de Australia y Estados Unidos. Por ejemplo, más de diez estados de los EE. UU. ya han desplegado proyectos piloto para una tasa de uso general basada en el kilometraje (MBUF). La introducción de este gravamen por el uso de la carretera pretende compensar los ingresos perdidos por el impuesto sobre los carburantes.

Este cambio se presenta aún más urgente teniendo en cuenta que cualquier reforma del transporte supondrá un enorme reto financiero para los presupuestos públicos. Un vistazo a Alemania puede resultar ilustrador. Si Alemania alcanza su objetivo climático de reducir en un 40 % las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte para 2030 (en comparación con 1990), los ingresos recaudados en concepto de impuestos sobre el combustible disminuirán en una proporción similar, según un cálculo de la Agencia Federal de Medio Ambiente de Alemania. Una caída del 30 % en los ingresos por impuestos sobre el combustible supondría ya una pérdida de 13.000 millones de euros. La introducción de la tarificación de la movilidad mitigará esta situación y garantizará la financiación continuada de infraestructuras y nuevos conceptos para la movilidad del futuro.

Para mejorar el sector de la movilidad en términos ecológicos antes de 2040, además de menos motores de combustión en las carreteras, será importante contar con numerosas alternativas de movilidad adicionales. No importa que sea el tren, transporte público, sistemas para compartir desplazamientos, etc. Las herramientas para una movilidad sostenible están listas para ser utilizadas.

La tarificación de la movilidad ayuda a reducir las emisiones de CO2. El concepto puede alentar a que los usuarios cambien sus coches por alternativas más respetuosas con el medio ambiente y, como resultado de un menor tráfico rodado, también pueden reducirse la congestión y las emisiones de CO2. El tráfico por carretera es la causa del 18 % de las emisiones de CO2 en todo el mundo y se trata del mercado con la tercera tasa más alta de emisiones después de los sectores energéticos y de calefacción.

Los problemas que genera el tráfico se convertirán en todo un reto en el futuro. Los costes del transporte privado son asombrosos tanto para el medio ambiente como para las personas, especialmente en las ciudades. Todo contribuye: la contaminación acústica, el polvo, la contaminación del aire y la superficie de espacio público que ocupa. Gran parte de los costes externos (cerca 149.000 millones de euros al año) derivados del transporte proceden del tráfico rodado: 141.000 millones de euros. Pero los efectos de los sistemas de peaje también pueden cuantificarse: Estocolmo, por ejemplo, redujo el tráfico en el centro de la ciudad en un 22 % al introducir una zona de congestión. También disminuyó la contaminación acústica y por sustancias tóxicas relacionada con el tráfico en casi todas las carreteras.   

La tarificación de la movilidad puede ser un impulso para promover cambios de comportamiento y acelerar la movilidad sostenible. También puede hacer realidad un reparto equitativo de los costes externos. Sin embargo, el cambio requiere tiempo. Los proyectos de infraestructuras llevan tiempo y los comportamientos no cambian de la noche a la mañana. Por eso necesitamos soluciones ya, soluciones con las que fijar los estándares para el futuro.

Si queremos grandes transformaciones en los sectores de la energía y la movilidad, es necesario que la tecnología esté preparada y, desde este punto de vista, ya sabemos cuáles son los requisitos previos para la transición de la movilidad.

Las instalaciones técnicas para el peaje de carreteras ya existen. La tarificación de la movilidad ya se puede adaptar a retos y condiciones concretos. Lo que realmente importa es que el peaje de carreteras y el control funcionen sin que el flujo de tráfico (flujo libre) se vea afectado.

En este sentido, puede utilizarse sistemas para el peaje “sobre la marcha” como el peaje por vídeo, el cobro de peaje basado en el sistema mundial de navegación por satélite (GNSS) (por ejemplo, a través de un teléfono inteligente) y las etiquetas de comunicación de corto alcance (DSRC) o de identificación por radiofrecuencia (RFID).

El éxito de la tarificación de la movilidad pasa por implementar procesos que garanticen una amplia aceptación del sistema peaje. Existe una gran variedad de soluciones de control de peaje que pueden utilizarse en este sentido, desde soluciones fijas a unidades totalmente móviles, pasando por otras portátiles.